Las fiestas de Navidad llegan cada año cargadas de expectativas, emociones y rituales familiares. Para muchas personas son días agradables; para otras, semanas que despiertan tensiones, nostalgia o presión social. Pero para quienes están en proceso de recuperación de una adicción, diciembre puede convertirse en un periodo especialmente delicado.
En CT La Garriga acompañamos a muchos pacientes que, llegado este momento del año, sienten incertidumbre. Temen enfrentarse a situaciones que antes asociaban al consumo, o dudan de si podrán sostener su bienestar en medio de tantas reuniones y estímulos. Es una preocupación legítima y, en realidad, un síntoma de que la persona está más consciente que nunca de su propio proceso.
Por eso, en lugar de plantear diciembre como un mes que “hay que sobrevivir”, proponemos entenderlo como una oportunidad para practicar la calma, reforzar límites y cerrar el año con serenidad emocional.
Aceptar que este año puede ser distinto – y que está bien que lo sea
El primer año de recuperación es una etapa frágil. El cuerpo y la mente se están reajustando y, a menudo, la persona todavía está aprendiendo a transitar emociones sin recurrir a viejos hábitos. Por ello, una recomendación habitual entre profesionales es evitar comidas y cenas navideñas multitudinarias, especialmente si hay alcohol, sobremesas largas o situaciones difíciles de gestionar.
No se trata de excluirse de la vida familiar, sino de proteger el bienestar. Y protegerse, a veces, implica tomar decisiones que el entorno quizá no comprenda del todo, pero que forman parte del compromiso con la propia recuperación.
Cuando realmente no es posible evitar reunirse -por ejemplo, cuando hay hijos pequeños o compromisos familiares que no pueden postergarse- es aconsejable reducir al máximo los estímulos:
- Reuniones cortas
- Pocos asistentes
- Nada de alcohol
- Sin sobremesa
- Actividades tranquilas
Estas medidas no se toman “por miedo”, sino para garantizar que la persona se mantenga en un entorno seguro y emocionalmente manejable.
Celebrar sin alcohol: Un gesto sencillo que significa mucho

En la mayoría de hogares, el alcohol aparece de forma casi automática en estas fechas. Pero para una persona en tratamiento, incluso la presencia simbólica puede generar incomodidad, ansiedad o recuerdos asociados al consumo. Es importante entender que el riesgo no está solo en beber: está en el ambiente, en los gestos, en el propio ritual del brindis.
Por eso recomendamos evitar:
- Alcohol en la mesa
- Brindis, incluso con bebidas sin alcohol
- Cocinar con alcohol, aunque sea “para que se evapore”
Sobre este último punto, conviene recordar algo poco conocido: el alcohol no se evapora al 100% durante la cocción. Según datos del U.S. Department of Agriculture, incluso tras 30 minutos de cocción puede quedar entre un 25% y un 35% de alcohol residual. No supone un riesgo físico clínico, pero sí puede activar memorias olfativas o emocionales que conviene evitar.
Además, cocinar sin alcohol es una muestra de apoyo directa y visible. Es un modo de decir: “Cuidamos de ti. Queremos que vivas estas fiestas desde un lugar más seguro.”
Regalos sencillos para un momento sensible
La Navidad también suele venir acompañada de intercambios de regalos. Sin embargo, en un proceso de recuperación es recomendable elegir regalos sencillos, sin ostentación y sin mensajes contradictorios. No se trata del valor material, sino de evitar cargas innecesarias, expectativas o comparaciones.
Un regalo tranquilo, pensado desde el afecto y no desde el exceso, acompaña mejor el momento que atraviesa la persona.
Planificar para no improvisar
Una de las herramientas más protectoras durante diciembre es anticiparse. Hablar con la familia, explicar límites, establecer horarios y decidir con quién compartir estas festividades ayuda a crear un entorno previsible y seguro.
Algunas pautas recomendables:
- Acordar previamente dónde y con quién pasar las fiestas
- Avisar de que no habrá alcohol ni sobremesas prolongadas
- Identificar posibles momentos de tensión emocional
- Mantener rutinas de sueño, descanso y alimentación
- No abandonar las sesiones terapéuticas en diciembre
La terapia grupal es especialmente útil en estas fechas, porque permite compartir estrategias, sentir acompañamiento y sostener la motivación desde un lugar colectivo.
Diciembre sin prisas: un cierre de año más humano
Vivir las fiestas con serenidad no significa renunciar a ellas, sino acercarse desde otro lugar. Un lugar más calmado y consciente, donde la persona pueda mantenerse fiel a su proceso y valorar lo que realmente importa: sentirse bien, sentirse acompañado y cerrar el año sin presiones.
Para quienes están en tratamiento, la verdadera celebración suele ser otra: haber pedido ayuda, haber avanzado, haber recuperado la claridad, haber construido un camino propio. Un cierre de año desde la calma es, en realidad, una forma de reconocimiento personal.
En CT La Garriga creemos en la recuperación como un proceso humano, profundo y transformador. Y eso incluye aprender a vivir fechas sensibles con nuevas herramientas, nuevos límites y nuevos apoyos.
Si tú o un familiar necesitáis orientación o acompañamiento, estamos aquí para ayudar.
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