Per la inauguració de la secció de CINEFORUM d’aquest blog hem decidit comentar la que, possiblement, sigui la millor pel·lícula sobre alcoholisme de tots els temps. Ens referim “Días de vino y Rosas”.
En aquesta obra mestra, Blake Edwards dirigeix a Jack Lemmon i a Lee Remick en la interpretació de la història d’una parella i el seu procés a través de l’alcoholisme de tots dos.
Al llarg del film, trobem algunes escenes destacables que ens parlen de diferents aspectes de la malaltia.
Per exemple, l’escena on en Joe, el personatge interpretat per Jack Lemmon, confon a Kristen (Lee Remick) amb una senyoreta de companyia, quan en realitat es la secretaria del seu superior. Aquí veiem reflectida la típica prepotència de l’alcohòlic quan està en actiu, que creu estar en possessió de la veritat i tenir controlada qualsevol situació.
Un altre aspecte molt interessant de la pel·lícula el trobem en com es representa la dicotomia entre la negació i l’acceptació, recolzant-se en la figura del mirall com a símbol, se’ns presenten dues escenes clau.
A la primera d’elles, Joe Clay arriba a la seva oficina després d’una nit de borratxera, i després de prendre’s un analgèsic per al mal de cap, i de notar un tremolor lleu a les mans (producte segurament dels seus primers síndromes d’abstinència), es disposa a afaitar-se. Després d’agafar la maquineta amb una mà, agafa un mirall amb l’altra, però al veure’s-hi reflectit i constatar el seu mal aspecte, decideix donar-li la volta i seguir afaitant-se sense veure’s. Aquesta actitud de no voler confrontar-se amb la realitat, la coneguda negació, és molt típica de l’alcohòlic en actiu, que per a seguir consumint, es veu obligat a autoenganyar-se, justificar-se, minimitzar els danys que provoca el seu consum i en definitiva, mirar cap a un altre costat per no acceptar que té un problema y que hauria de deixar de beure.
En un punto más adelantado de la película, se produce un cambio en este aspecto. Joe Clay camina por la calle en busca de trabajo cuando de repente ve su imagen reflejada en un escaparate. Esta vez, en lugar de girar la cara, se acerca y analiza su aspecto, que encuentra degradado y penoso. En ese momento Joe acepta que tiene un problema, no puede seguir negándolo. Curiosamente, cuando llega corriendo a casa a plantearle a Kristen lo que acaba de entender y a decirle que deben dejar de beber, ella rehúye mirarse en el espejo como él le pide, y es que ella todavía no está preparada para dar el paso hacia la aceptación, sino que prefiere seguir negando la realidad. Tal vez esta sea una de las explicaciones para entender el porqué él termina la película recuperado, y en cambio ella, nunca se pone en tratamiento.
De hecho, la recuperación de Joe Clay es otro de los puntos más interesantes de analizar. En su proceso, encontramos representados diversos intentos fallidos de recuperación, que reflejan a la perfección el periplo habitual de muchos alcohólicos en la vida real.
En primer lugar, el intento de dejar de beber por un mismo mediante una huida a la casa de su suegro, un cambio de aires, un trabajo duro y mucha fuerza de voluntad. Como no podía ser de otra manera, la falta de apoyo externo hace que ese intento acabe con Joe y Kristen agarrando una nueva borrachera, que termina de forma desastrosa con Joe destrozando el invernáculo de su suegro en busca de más tóxico.
Tras su ingreso en el psiquiátrico, la visita de un integrante de Alcohólicos Anónimos, hace que Joe empieza un segundo intento, esta vez con más garantías ya que tiene el apoyo de un grupo de terapia donde compartir sus inquietudes y que le puede ayudar a guiar sus pasos. Lamentablemente, Joe recae al cabo de unos meses cuando constata que Kristen sigue bebiendo. El objetivo de su recuperación era el de recuperar su relación de pareja, y al ver ese objetivo truncado, la frustración le lleva directamente al consumo.
Esa última recaída supone un punto de inflexión en el proceso de recuperación de Joe, que de una vez por todas, prioriza su abstinencia, su recuperación y su bienestar, por encima de cualquier otra cosa (como su relación de pareja).
Este cambio de actitud queda perfectamente reflejado en la última escena de la película, cuando Kristen acude a la casa de Joe a proponerle de volver a estar juntos, pero sin comprometerse a realizar un tratamiento para su alcoholismo. En esta ocasión, Joe cierra las puertas a Kristen y apuesta por su sobriedad, realizando de este modo una renuncia muy significativa al consumo.
Estas son solo algunas de las escenas interesantes de la película, si recordáis alguna otra, por favor, comentar, y, en todo caso, os animamos a revisar esta maravillosa obra de arte que tan bien refleja la enfermedad de alcoholismo.